#niunain ¡Ni Una Infraestructura Más!

1936 - 2012: re ViVir la Utopia

jueves, 3 de diciembre de 2009

"Aprendamos a soñar, caballeros" 02/08/08

entorno musical

La vitalidad de esta lista de correos es más que notoria. Siempre tengo correos por leer. Ayer disfruté bastante leyendo sobre enteógenos y creatividad. Su conexión con las neuronas espejo, etc...
La frase del título fue la primera que soltó el químico Kekulé en la conferencia ante la Academia de Ciencias, donde expuso el descubrimiento del "anillo del benceno", ese hexágono que es la base de la Química Orgánica. Y al parecer lo descubrió a través de un sueño, donde vió una serpiente tragándose su propia cola. Descubrí esa bonita frase del título en la coqueta biblioteca del Patio Maravillas en Madrid, en un libro sobre la creatividad y los científicos que lleva el sugerente título de "¡Eureka!". Habíamos acudido a una contra-cumbre petrolífera donde, curiosamente, casi no se citaba el coche (la magia del "curriculum oculto" o el arte de la separatividad).
Imaginación y creatividad son ingredientes primordiales de cualquier sociedad. Y sin duda la crisis de civilización, como la que vivimos, es un claro síntoma del déficit actual en tales recursos esenciales para la supervivencia. Es una situación muy paradójica: por un lado un acceso cada vez más fácil a la información, a través de internet; por otro una "sequía mental", como una especie de paráisis extraña que parece que nos impide actuar, como sociedad, en la línea deseada cada vez por más gente. La comprensión de este dilema pasa por aceptar que los niveles de democracia han ido descendiendo cada vez más, de tal forma que las decisiones de los representantes políticos se han ido distanciando del "sentido común" reflejado en multitud de documentos oficiales redactados en los últimas décadas, y donde se especificaba, con suficiente precisión, la "hoja de ruta".
Sin duda los enteógenos estimulan la imaginación y la creatividad. En mi caso encuentro una relación bastante patente entre los enteógenos y el desarrollo de un modelo integrador transdisciplinar que llamamos SimBioDiversidad, donde puede entrar en juego cualquier tipo de conocimiento procedente de cualquier campo, y que se encuentra a punto de "salir del cascarón"..
Si partimos de la base que vivimos en una sociedad prohibicionista, podemos deducir que esta sociedad no promueve la imaginación y creatividad, lo que se confirma con asomarse a los sistemas formales de educación, que para un observador "objetivo", p. ej., un extraterrestre, no se diferenciarían mucho de las aulas del siglo XVIII.
Donde sí prima la creatividad es en la publicidad. La publicidade es el principal motor de nuestras emociones. Emoción y creatividad van unidas. Como esta sociedad no tiene en cuenta las emociones, al menos en los sistemas de educación, en los que domina la inteligencia lógico-matemática, pues ante la publicidad aparecemos desnudos y frágiles. Si las emociones y en general, las inteligencias múltiples, las practicáramos más en nuestra vida cotidiana, la publicidad no tendría tanto impacto en nuestras vidas y en nuestros bolsillos.
Despues de leeros en la lista me vino la idea del "chicle". La realidad es como un "chicle", que las redes de construccion social del conocimiento moldean de una determinada manera a través de múltiples canales. Nosotrxs, como ciudadanxs, lo que en principio se espera que hagamos es tragarnos "el chicle", es decir, la "realidad", de la forma en que nuestra cultura nos lo prepara.
Y al tragarnos el chicle así, endurecido, notamos que no resulta muy agradable. No nos gusta esta sociedad, ni el chicle (realidad) que nos hace tragar. ¿Y los enteógenos? Ahí está: los enteógenos resblandecen "el chicle", deconstruyen "la realidad" y entonces la vemos (la construimos) más en consonancia con nuestro sentir y nuestros criterios.
Se trata de imaginarnos como dos fuerzas complementarias que actúan constantemente. Una integrando y otra dividiendo. Los enteógenos tendrían una función básica de integración, mientras que la proliferación de especialidades científicas o el pensamiento lineal que domina en nuestras sociedades, tendrían como función la división y separación.
Cuando estamos contentxs, nos sentimos integrados con los demás y con el todo. Cuando andamos tristes, el yo-individual "colapsa", o "precipita" aislado y separado de lo demás.
Otra metáfora que podemos utilizar es la del "rompecabezas". Resblandecer la realidad y deshacerla en multitud de piezas, y bajo el mayor número de puntos de vista, nos permite descubrir "los trucos" que la cultura ha utilizado para construir "el rompecabezas" (la realidad). Una vez descubiertos esos "trucos", adquirimos una comprensión de la "realidad" más dinámica y menos "fijista". Es decir, más flexible.
En esta línea nos ha llamado mucho la atención que cualquier diccionario que traiga las etimologías (el origen de las palabras) se convierte en un auténtico "libro de poder", ya que nos sumeje, así, de pronto, en el lenguaje del "matriarcado". Evidentemente, la sociedad patriarcal, tan basada en "el texto" y en la escritura, se cuidó muy mucho de transformar profundamente el significado de un gran número de palabras. Lo bueno es que es muy fácil descubrirlo si tienes varios diccionarios a mano...
En nuestro caso dos visiones del peyote fueron muy significativas.
En cuanto a las neuronas espejo, son fundamentales para comprender esa integración de nuestra lógica "mítica". Además, funcionan también con los sonidos. De forma que toda relación con el medio se vuelve "ECOLOCACIÓN", como la de los murciélagos. Las neuronas espejo son realmente sinapsis comunitarias, entre individuaos distintos, pero estamos seguros que funcionan en todo momento, en plan ecolocación, para situarnos en el mundo.
SI EL MEDIO ES EL MENSAJE, EL LENGUAJE ES EL TERRITORIO. Cuando dos personas conversan "en" una calle, es la calle ENTERA como ecosistema sensorial el que realmente está conversando.
La memoria no es más que la consciencia instantánea del torrente perceptivo que nos inunda toda nuestra vida. Y que desemboca en el presente eterno.
LA FE es el colapso de la función de onda. para que exista FE tiene que haber MIEDO.
A mas miedo, mas colapso de funcion de onda y más dificultad para cambiar nuestras percepciones
Si a mi me daba miedo enseñarles a los compas los dibujos-examierda de los alumnos de proyectos, pues nos podemos imaginar de qué estamos hablando.
Con ese miedo, se refuerza tu FE en los examenes convencionales Y NO PUEDES COMPRENDER DE NINGUNA MANERA como unos dibujos pueden ser un examen.
Cuando te vas contagiando de creatividad con el alumnado, cada vez más, como nadie decide nada. Lo que tu observas es que poco a poco tu miedo y fe en lo convencional van disnimuyendo, y tu no sabes como pero cada vez te acercas mas a la imaginación...y te alejas de la convencionalidad (mejor, la integras, la fagocitas)
ENTEÓGENOS: llevar a Dios dentro. Implican la construccion-integración desde tí, panteísticamente. (MITO
Patriarcado: Un dios casdtigador invisible pero muy reforzado visualmente y social y normativamente. Un dios que genera miedo y requiere de la FE para mantener ese colapso de funcion de onmda. Un dios divisivo (buenos, malos...) Un dios, pues matyerialista y divisivo.




2008/8/1 Universidad Planetaria Astarte Siempreviva <universidadplanetaria@gmail.com>
The Ecstatic Imagination: Psychedelic Experiences and the Psychoanalysis of Self-Actualization Merkur, Dan (1998) Albany, NY: State University of New York Press

ISBN:0-7914-3606-3 paperback0-7914-3606-3 paperbackDescription: Paperback, xiv + 226 pages.
Contents: Acknowledgments, preface, 9 chapters, references, index.
Excerpt(s): My first contention is that psychedelic drugs induce an alternate state-not restricted to consciousness-that consists of intense fantasying. Depending on the dosage, the fantasies may or may not reach pseudohallucinatory intensity. Beyond the induction of a state of intense fantasying or, to introduce a synonymous term, a state of reverie, the drugs themselves do nothing. They do not alter perception, or release forgotten memories, or induce psychoses, or anything else. All of the mental phenomena that are produced by psychedelics are fantasies.
My thesis entails the corollary that fantasy is a much more versatile and varied mental function than has previously been appreciated. In contrast with conventional psychoanalytic theory, which deems fantasy an irrational product of freely associating ideas, the empirical evidence proves that imagination is often highly rational. Sometimes it is even better informed and more self-knowing than conscious thought. ...
My second thesis is that the further variables of psychedelic experience arises from the inherent makeup of the human psyche. The varieties of psychedelic phenomena are neither more nor less than varieties of imagination that the psyche is capable of manifesting. For their explanation, we must look to the theory of the psyche rather than to the theory of psychedelic drug action.
My third and concluding thesis pertains to the claim of several researchers that the different varieties of psychedelic experiences tend to occur in a definite sequence, both within single psychedelic states and as the dominant variety in single sessions over an extended series. . .
. . It is my claim that the sequence of psychedelic experiences is determined not by a hierarchy among the varieties of psychedelic imagination but by the natural processes of personality change. Psychedelic explorations of the ecstatic imagination accomplish a transition from psychohygiene and psychotherapy to self-actualization. (pages 3-4)
This description of psychedelic mysticism was conceptualized a generation ago within the context of the "common core hypothesis" that all mystical experiences are one and the same. It also assumed that all mystical experiences consequently lead to a single "perennial philosophy." Even Grof, who constructed the most detailed typology of psychedelic experiences to date, provided only a single category, Perinatal Matrix I, for the discussion of unitive phenomena.
More recently, the consensus in the academic study of religion, established most prominently by Katz, has come to recognize that mystical experiences, not differing from any other order of experiences, are individually various because they are mediated by the psyche. There is and can be no direct, unmediated perception of Being, Self, the Absolute, God, or whatever. There is always a human psyche that accomplishes perception and, in so doing, filters and constructs it. As Paul recognized, "we see in a mirror, dimly" (1 Cor. 13:12). (pages 93-94)
It is my contention that the unitive phenomena of psychedelic experience are a class of related but individually different phenomena. I have provisionally divided them into twenty-four types in all. Several of the types correspond to existing technical concepts in psychoanalysis; others correspond to the beta-values that Abraham Maslow considered typical concerns of peak experiences. Some types of union are well known to students of comparative religion as the preferred experiences of different mystical traditions; others are comparatively unknown. I have arranged the twenty-four categories in an approximate order of increasingly complexity. (page 98)
[Editor's note: Merkur describes these twenty-four modes on pages 99 - 148. Future researchers may find these categories helpful in designing research to evaluate and describe states of unitive consciousness. Solitary, Willful Action, Self-Transcendent, Incorporation, Externalization, Inclusive, Identification, Personalization, Relational, Deterministic, Chronological, Propriety, Empathic, Responsibility, Humble, Energic, Vitality, Loving Presence, Omniscient, Omnipresent, Absolution, Imagined Knowledge, Imagined Purpose, Interior Dialogue.]
... Differences of genetic stock as well as of cultural heritage separate Western drug takers and Native American Peyotists; but once culture-specific differences are set aside, a single depth psychology is evident. The most important cultural difference between the two population samples is the religiosity of Native American Peyotists. Western drug takers include many secular individuals. A second difference is the tendency of Peyotists to emphasize moral and theistic experiences, where Western drug takers have favored the reportage of what they assumed to be mystical.
A further culture-specific factor is the apparent safety of Native American peyote use, which compares with the medical use of psychedelics in Western psychiatry. Most adverse reactions have resulted from illicit uses of psychedelics in Western culture. There is no reason to assume that a ritualistic "setting" is the significant variable. Among the Highland Chinatecs of Mexico, psilocybin mushrooms are employed for internal dialogues with the divine in a reverential manner that is almost entirely devoid of ritual. The mushroom experience is regarded as a serious event, but it is done without regard for setting, attendant paraphernalia, or formal procedural actions. Similarly, the safety of the Western medical uses of psychedelics cannot be ascribed to a factor of ritual. Rather, it is more likely that the mental "set," the deliberacy of purpose, whether religious or psychiatric, serves unconsciously to direct psychedelic experiences in safe manners. The anthropological literature reports religious experiences, but relivings of childhood experiences are rarely remarked. Savage remarked that "where there is no therapeutic intent, there is no therapeutic result." In all likelihood, religious intentions are similarly integral to religious achievement. Conversely, where intent is lacking, there is a greater likelihood to accidentally trigger unconscious materials in an adverse manner. (pages 171-172)
Precisely because psychedelic drugs facilitate experiences of the full variety of unitive modes, a common cross-cultural standard may be expected to emerge on their basis. Effective guidance of psychedelic experiences requires the innovation of an unprecedented form of spiritual direction that will allow itself to be guided by the experiential evidence of the inherent religious tendencies of the psyche. The historical traditions of spiritual direction are analogous to the missionary position; there are many more alternatives to be enjoyed.
Much work remains to be done. We do not know when each unitive mode is earliest developed, nor what factors facilitate and inhibit their sublimation. We do not know how to utilize defects, distortions, and lacunas in a person's unitive modes as a diagnostic device, nor how to systematically promote their sublimations. A cross-cultural form of spiritual direction, based on the theory of unitive modes, should nevertheless be possible. (pages 184-185)

Compilation copyright © 1995 – 2001 CSP
-- En la asociación ISMA mantenemos que todo texto, idea o acción es colectiva de raiz.

-- En la asociación ISMA mantenemos que todo texto, idea o acción es colectiva de raiz.